La esquizofrenia es una patología psiquiátrica caracterizada por alteraciones en la percepción o la expresión de la realidad. El funcionamiento psíquico del individuo se ve mellado y se presenta una desorganización neuropsicológica que lleva a alteraciones en especial de las funciones ejecutivas, que lleva a una dificultad para mantener conductas motivadas y dirigidas a metas, y una significativa disfunción social. Las personas con esquizofrenia pueden tener trastornos adicionales, incluyendo depresión y trastornos de ansiedad. Aproximadamente el 40% de los pacientes esquizofrénicos han consumido drogas al menos en una ocasión durante sus vidas. Ciertos problemas sociales, tales como el desempleo de larga duración, la pobreza y la falta de vivienda, son frecuentes en estos pacientes.
En relacion a la hereditabilidad, la prevalencia de la esquizofrenia se incrementa al 10% en los parientes de primer grado de sujetos con esquizofrenia, índice aún más alto en familias con varios miembros que presentan la enfermedad.
Clasificación
El DSM describe lo siguiente:
-Tipo paranoide
-Tipo desorganizado o hebefrénica
-Tipo catatónico
-Tipo indiferenciado
La Organización Mundial de la Salud reconoce además los tipos:
-Depresión post-esquizofrénica.
-Esquizofrenia simple.
Esta enfermedad que se presenta con una variedad de síntomas. Suele presentarse por primera vez en la adolescencia; es más precoz en los hombres que en las mujeres, y tiene en ellos un curso más deteriorante.
Los síntomas pueden dividirse en positivos y negativos. Los síntomas positivos consisten en alucinaciones y delirios. Los síntomas negativos consisten en la deficiencia de movimientos espontáneos, el habla y falta de interés. Por lo general se consideran como una pérdida o disminución de funciones psicomotoras que incluyen al afecto embotado o plano, apatía, alogia -limitación en la fluidez y productividad del habla-, abulia y anhedonia.
Diagnóstico
El diagnóstico de la esquizofrenia se basa en la cuidadosa observación de signos y síntomas, en la exploración metódica de las vivencias de una persona, y en la acumulación de antecedentes desde todas las fuentes posibles: familia, amigos, vecinos, trabajo. No existen pruebas de laboratorio ni exámenes de imágenes que ayuden a establecer el diagnóstico, como no sea para descartar otras patologías.
Para diagnosticar una esquizofrenia, según el DSM-IV-TR, el cuadro de la persona debe cumplir ciertos criterios:
-Síntomas característicos:
Dos o más de los siguientes, cada uno presente durante una parte significativa de un período de un mes, o menos, si ha sido tratado con éxito. Sólo se requiere uno de estos síntomas si los delirios son extraños, o si los delirios consisten en una voz que comenta continuamente los pensamientos o el comportamiento del sujeto, o si dos o más voces conversan entre ellas.
.Delirios.
.Alucinaciones auditivas.
.Discurso desorganizado, por ejemplo, frecuentes descarrilamientos o incoherencia.
.Comportamiento catatónico o gravemente desorganizado.
.Síntomas negativos, como el aplanamiento afectivo, que es una falta o disminución de respuesta emocional, alogia -falta o disminución del habla-, o abulia: falta o disminución de la motivación.
-Disfunción social/ocupacional:
Durante una parte significativa del tiempo desde el inicio de la alteración una o varias áreas importantes de actividad, como son el trabajo, las relaciones interpersonales o el cuidado de uno mismo, están claramente por debajo del nivel previo al inicio del trastorno. Cuando el inicio es en la infancia o adolescencia, puede ocurrir el fracaso en cuanto a alcanzar el nivel esperable de rendimiento interpersonal, académico o laboral.
-Duración:
Persisten signos continuos de la alteración durante al menos seis meses. Este período de seis meses debe incluir al menos un mes de síntomas característicos, o menos si se ha tratado con éxito, y puede incluir los períodos prodrómicos o residuales. Durante estos períodos los signos de la alteración pueden manifestarse sólo por síntomas negativos o por dos o más síntomas de la lista de síntomas característicos, presentes de forma atenuada, por ejemplo, creencias inusuales y experiencias perceptivas no habituales.
-Otros criterios:
Los demás criterios permiten excluir que el trastorno derive de trastornos afectivos o del estado de ánimo, de trastornos por uso de sustancias psicoactivas o condiciones médicas y de trastornos generalizados del desarrollo.
Se sugiere iniciar rápidamente la terapia antipsicótica al momento del diagnóstico de la esquizofrenia, ya que la demora en el tratamiento puede empeorar los resultados a largo plazo. Si bien es un proceso crónico, tiene, en general, buena respuesta al tratamiento.
Dado que es un trastorno complejo, el tratamiento debiera ser multidisciplinario. Existe consenso en el uso simultáneo de fármacos antipsicóticos, y de terapias psicológicas como el modelo cognitivo-conductual y un enfoque psicosocial de redes asistenciales, hogares y talleres protegidos, que evitan las hospitalizaciones prolongadas. En estas condiciones, la esquizofrenia ha mejorado considerablemente su pronóstico.
- Antipsicóticos: Los antipsicóticos son los fármacos de primera línea utilizados en el tratamiento de la esquizofrenia. Estos llegan al cerebro y bloquean diversos receptores celulares para neurotransmisores, sobr todo los receptores para la dopamina.
Los antipsicóticos clásicos presentan un mayor riesgo de efectos secundarios extrapiramidales, tales como distonía, síntomas parkinsonianos, acatisia. Debido al perfil más favorable de los antipsicóticos de segunda generación se utilizan con frecuencia en el tratamiento inicial del primer episodio de psicosis. Dentro de los efectos secundarios a los que los antipsicóticos atípicos se han asociado es al aumento de peso, dislipidemias, agranulocitosis o aparición de convulsiones.
-Tratamientos multidisciplinarios: Una de las razones principales de complementar el tratamiento farmacológico con tratamientos psicoterapéuticos es que los primeros solo tienen mayor efectividad sobre los síntomas positivos pero menos ante los negativos no logrando una mejoría absoluta en la integración social del paciente.
Los métodos cognitivos conductuales enseñan técnicas de adaptación, solución de problemas y le brindan al individuo nuevas estrategias de afrontamiento. Sin embargo, a pesar de sus beneficios, la psicoterapia no es un sustituto de los medicamentos antipsicóticos.